La media del mercado del fútbol base nos proporciona el dato de que la mayoría de los equipos de fútbol prefieren trabajar con niños de 5 años en adelante. ¿Por qué? Porque la capacidad de intelecto de los niños y niñas a esa edad es medianamente admisible para poder enseñarles los fundamentos básicos. 

Aunque a partir de los 3 años se puede empezar a comprender la didáctica deportiva, iniciando al niño o niña en tareas que impliquen situaciones, estímulos, repeticiones, comparaciones. Los peques empiezan a comprender acciones, a conocer cuál es su nivel respecto al grupo y pueden poner en funcionamiento su creatividad.

La función de el/la entrenador/a es importante también a esas edades: psicología, paciencia, vocación son apenas unas de las características que debe tener para trabajar a estos niveles.

Cada peque tiene una capacidad de aprendizaje que puede desarrollar a partir de los 3, 4 o 5 años, por lo tanto, no hay un mínimo establecido siempre que sean transparentes, francos, apasionados y capaces de realizar los ejercicios. Y algunos/as con métodos y actividades especiales.

Lo más importante es conocer su cuerpo, saber moverlo y aumentar las capacidades motrices que permitan a los peques ser competentes y disfrutar de cualquier actividad deportiva. En el caso del fútbol es importante trabajar el movimiento corporal, los estímulos visuales, espaciales, auditivos y sensoriales que con el paso del tiempo permitirá a los niños y niñas desarrollar capacidades que darán la oportunidad de practicar este deporte de manera correcta.

A la hora de decidir si quieres que tus peques se inicien en el fútbol a temprana edad, como padres se deben valorar muchos aspectos.

  1. El formador, ya que se convertirá en referencia y ejemplo para él.
  2. La metodología de entrenamiento a elegir.
  3. Una buena formación temprana que garantizará tener jugadores preparados para ir creciendo poco a poco.

Como padre, no dudes en motivar y apuntar a tu peque. ¡Campus Experience es el escenario perfecto! Lo que estarás haciendo es darle las herramientas para desarrollarse corporalmente, la oportunidad de estar en contacto con valores como el trabajo en equipo, la socialización con otros niños, el compañerismo y la solidaridad, además de mostrarle lo que es la disciplina y todos los aspectos que conlleva practicar un deporte de equipo. ¡No hay límites!

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